Es una tradición, no solo de Daganzo, sino de Castilla en general. Antiguamente los mozos del pueblo que eran llamados a filas, “los quintos”, salían la madrugada del 1 de mayo a cortar un árbol grande derecho para ponerlo en la plaza. A este árbol se le denomina “el Mayo”.
A su vez, cada mozo en particular ponía un “mayo” más pequeño a su novia o a la chica que quería cautivar, con algunos regalos colgados, como naranjas, caramelos o flores.
Más tarde, la noche anterior al día que tallaban a los quintos, se rondaba a las muchachas solteras del pueblo por las casas, cantando jotas castellanas y seguidillas que con el tiempo se han ido perdiendo. Los padres de las muchachas salían a la puerta y daban dinero a los quintos para que sobrellevasen mejor su vida militar, y estos a su vez correspondían a aquellos con limonada o sangría.
Siguiendo esta tradición, todos los 1 de mayo, los jóvenes colocan un “mayo” en la Plaza de la Villa.